No confundas al oculista con el óptico: diferencias y similitudes

La oftalmología, rama de la Medicina, está capacitada para diagnosticar y tratar patologías oculares, mientras que la optometría evalúa y da soluciones en cuanto a la salud y al bienestar de la vista.

La semántica castellana es súper rica, variada y, a la vez, compleja. Y si no, échale un vistazo a estos dos conceptos: oftalmólogo, u oculista, y óptico, u optometrista. Se parecen en cuanto a forma, pero no en su significado. No hay que confundirlos. Te explicamos el porqué.

Ambas palabras provienen de las cunas de la civilización moderna, Grecia y Roma. Mientras el término oftalmología cuelga de la lengua griega, el latín brinda la palabra opticus, de óptico.

Una vez superada la etimología de ambas palabras, has de saber que, aunque las dudas dejen entreabiertas las puertas de la confusión, el oftalmólogo y el optometrista no tienen nada que ver, solamente que ambos profesionales, cualificados y preparados, tratan y ponen remedio a asuntos que incumben a la vista.

El oftalmólogo trata todo lo que concierne al ojo, desde el diagnostico de enfermedades e irregularidades oculares hasta la aplicación del tratamiento adecuado para paliar los citados casos, mientras que el optometrista, quien corrige, evalúa, personaliza y orienta sobre qué lentes es mejor usar, no está ni capacitado ni habilitado para llevar a cabo cirugías oculares (el oftalmólogo, sí). Normalmente, el óptico, que no aplica tratamientos en las patologías oculares, deriva al oftalmólogo los pacientes que precisen un tratamiento más específico en cuanto a irregularidades oculares.

Encontrarás al oftalmólogo en un centro médico, bien sea público o privado. Al óptico podrás visitarlo en una óptica. Son dos escenarios completamente distintos, siempre con la vista de fondo, claro. Es importante que siempre tengas en cuenta dónde has de acudir porque las funciones de ambos profesionales están bien delimitadas en lo que se refiere a salud y bienestar de la vista.

Formación y tratamiento

El oftalmólogo, también conocido como oculista, se ha graduado en Medicina, ha superado el MIR y ha tendido que especializarse en oftalmología. Para ello, ha invertido más de seis años en formarse académicamente.

A continuación, este ya está especializado en oftalmología y tiene la capacidad suficiente como para tratar lo que gira alrededor del ojo (evaluación, diagnóstico y la aplicación del tratamiento que más se ajuste a cada caso). Asimismo, este médico en cuestión puede especializarse en la retina, cirugía refractiva con láser o neuroftalmología, por ejemplo.

Este profesional trata los defectos refractivos (miopía, hipermetropía, astigmatismo, etc.), el glaucoma, las cataratas, la degeneración macular, la conjuntivitis, realiza trasplantes de córnea o lleva a cabo cirugías de párpados.

Por otro lado, el óptico ha recibido una formación reglada en Óptica y Optometría. Está habilitado para detectar irregularidades refractivas y fabricar gafas y lentillas.  No es médico como tal. En Optometría, que es la ciencia sanitaria (no médica) que evalúa el sistema visual y sus alternaciones (no patológicas), el óptico da soluciones en materias de salud e higiene visual.

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